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Abrazado por la calma

23 marzo, 2017

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«Los que se enferman de la calma es que no conocen la tormenta». 

Dorothy Parker

Dicen que pocas sorpresas son tan gratas como encontrarse con uno mismo, pero también hay quien dice que mejor no buscar no sea que lo que encontremos no sea de nuestro agrado. Sin ánimo de ponerme metafísico, o tal vez sí (¿por qué no?) coexistimos como una necesidad a veces consciente y otras menos consciente de saber de nosotros, de conocernos mejor, de saber dónde estamos o dónde queremos estar pero éstas son preguntas en ocasiones difíciles de responder, sobre todo si tenemos en cuenta que quien las formula es quien las responde, nuestra mente.

Para aquellos que se hacen estas preguntas o que le resuenan cuando las lee simplemente decir que las preguntas son un camino, no el único, pero sí uno de ellos. Un camino un tanto entrampado ya que quien responde es la razón y ésta  a veces es tozuda, tenemos esa extraña manía de querer tener razón y nos incomoda el no tenerla aunque en realidad, a quien le incomoda es a nuestro Ego el cual se encarga de poner al frente todos sus recursos (miedos, creencias limitantes, lealtades ciegas…) para continuar como estamos, ¡no sea que me encuentre con alguna respuesta que me incite a cambiar!. Creo que todos sabemos como funciona el ego.

Del mismo modo que moverse por un desierto requiere de una serie de recursos como un equipaje adecuado, unas provisiones o unas gafas para  poder ver el camino cuando hay tormenta, el viaje de las preguntas también requiere de un atuendo especial, unos recursos sencillos, al alcance de todos y que sin ellos transitar el camino resulta más complejo. Uno de esos recursos que hacen más fácil el camino es el de conectar con uno mismo. Cuando uno conecta consigo mismo se produce un fenómeno curioso y es que las cosas se ven con más claridad y las respuestas aparecen o están más cerca de aparecer. Creo que todos, en determinados momentos de nuestra vida, hemos vivido esa experiencia súbita de “ver con claridad”, las cosas cobran sentido, todo se ordena, experiencias que se visten de expresiones o pensamientos del tipo “me acabo de dar cuenta…”, “Claro!, ahora entiendo…”o simplemente un “Vaya tela, ahora lo veo claro…”.

Existen diversas maneras de conectar con uno mismo, la meditación, el ejercicio, la expresión artística, el silencio, el contacto con la naturaleza….en todas ellas se produce el mismo proceso y el mismo efecto, desconectar para automáticamente conectar. Del mismo modo que cuando entramos en un cuarto oscuro damos al interruptor de la luz y todo se ve más claro, el desconectar de los pensamientos, creencias, miedos , en definitiva, de todos los recursos que nuestro ego pone a nuestra disposición hace que las cosas se vean con mayor claridad.

Hace tiempo que nos asociamos con la naturaleza para desempeñar el trabajo que realizamos con las personas que requieren de nuestros servicios pero sin duda uno de los escenarios más mágicos donde el proceso de desconexión-conexión se produce  rápidamente es en el desierto.

El Sáhara nos ha acogido en varias ocasiones y siempre nos hemos sentido abrazados por su silencio, por su luz, por su aurora o por  su mágico atardecer , una puesta en escena  ideal que nos ofrece la naturaleza en su estado más puro facilitando conectar con uno mismo, limpiar la mente y ver con más claridad. Resulta interesante contemplar en uno mismo y en los demás como a medida que vas recorriendo el valle del Draa y adentrandote en  el desierto van quedando atrás ,literal y metafóricamente hablando, los sistemas a los que pertenecemos, los pensamientos que nos adueñan y las mochilas que, de un modo u otro cargamos en nuestro día a día, cualquiera que haya viajado habrá experimentado esta sensación. Desconectar de la tecnología que tanto uso le damos es la mejor manera de darnos cuenta cuán conectados estamos a ellas y que poco a nosotros mismos. Este tipo de viajes, sin duda, vale la pena realizar aunque sea una vez en la vida.

Existen diferentes caminos y diversas maneras de ver las cosas con claridad pero fundir la mente con la calma del desierto hace que todo sea más real. Vivir la experiencia es sentirse vivo.

¿Qué caracteriza a los equipos conscientes?

13 abril, 2016

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Son las 09:00 am de un lunes cualquiera. Comienzo de jornada para muchas organizaciones con un ritual común; un grupo de personas que forman parte de un equipo se juntan en una sala para conversar dentro de un tiempo previamente establecido. Es lo que comúnmente llamamos reuniones. Estas conversaciones suelen estar dotadas de un propósito, pueden ser para tomar decisiones, informar, planificar, organizar, crear o debatir, en cualquiera de estos casos la calidad de esas reuniones tendrá mucho  que ver con la calidad de las relaciones entre los miembros de ese equipo y a su vez, la calidad de estas relaciones tendrá que ver con la calidad de las conversaciones que sean capaces de mantener entre ellos.

En nuestro post La medición de equipos de alto rendimiento citábamos  los trabajos de Marcial Losada quien ha logrado medir el rendimiento de un equipo midiendo a su vez la conectividad de los miembros del mismo. Las variables a observar y medir para establecer esa conectividad son su manera de interactuar, de conversar en definitiva. Los propios avances tecnológicos mal entendidos suelen ser un elemento distorsionador  de esa interacción, a nadie se le escapa que en muchas de esas reuniones están presentes, y a veces muy presentes, teléfonos, portátiles o tablets que interfieren bastante en la calidad de esa interacción. Pero hay una variable que distorsiona más todavía la calidad de la interacción en un equipo, esa variable tiene que ver con la consciencia, con lo que está ocurriendo en ese momento, cuanto más consciente es un equipo mayor es la calidad de su interacción y por ende mejor su desempeño. Uno sólo puede actuar, regular, modificar o cambiar un comportamiento, pensamiento o emoción si se da cuenta de ello, si es consciente que está ocurriendo. Un equipo es un sistema con identidad propia, con normas propias, valores, formas de relacionarse e incluso emociones por tanto su capacidad de actuar está determinada por su nivel de consciencia. Consciencia de lo que está sucediendo en el equipo, en el entorno, en el mercado, en uno mismo.

En los programas de desarrollo de equipos conscientes que realizamos con nuestros clientes podemos constatar una consecuencia inmediata al incrementar el nivel de consciencia, la creencia colectiva de “somos capaces”. Cuando un equipo toma consciencia de sus fortalezas, de sus debilidades, de la aportación de cada uno de sus miembros, de lo que se puede esperar del otro y lo que los otros esperan de mí, cuando se dan estas tomas de consciencia se incrementa el nivel de confianza en la capacidad del propio equipo y en la autoconfianza de sus miembros.

Pero ¿qué es un equipo consciente?. En nuestra opinión un equipo consciente posee 5 patrones de comportamiento característicos:

1.- En un equipo consciente cada miembro sabe y se da cuenta de su aportación al mismo. Cuales son sus fortalezas, el valor que aporta al equipo, cuales sus debilidades, la aportación que su área tiene en la cuenta de resultados y cuán alineado está con la visión estratégica de la compañía. Es muy importante saber cual es el rol que cada uno desempeña en el equipo, en qué parte del campo juega pero sobre todo darse cuenta cuando uno no está dando al equipo lo que el equipo necesita y espera de esa persona.

2.- Un equipo consciente conoce y se da cuenta cual es su particular manera de funcionar como equipo, sus normas de funcionamiento. Todo grupo de personas que trabajan juntas con el paso del tiempo van creando sus propias normas de funcionamiento, las famosas “reglas no escritas”. Esto de algo modo podríamos equipararlo a una cultura propia, una particular manera de hacer las cosas más allá de las propias normas y procedimientos formales de la compañía. Un denominador común que hemos podido observar en los equipos que obtienen mejores desempeños es que esas normas no sólo son explícitas sino que han sido creadas por el equipo de manera consciente y consensuada. Esas normas pueden ir desde la particular manera de conversar en sus reuniones a como actuar como equipo cuando alguno de sus miembros incumple compromisos pasando por cómo tomar decisiones en cualquier caso todos conocen las “reglas de funcionamiento” que les van a llevar al desempeño deseado.

3.- Los miembros de un equipo consciente saben y se dan cuenta cual es la manera de conversar entre sí más productiva. Son capaces de identificar y levantar la mano cuando las conversaciones no son sinceras, cuando versan más sobre el pasado que sobre el presente o futuro, desde que emoción se está hablando, si se están realizando solo peticiones y ningún ofrecimiento, si se incumplen compromisos o si está hablando más desde el yo que desde el nosotros por citar algunos ejemplos.

4.- Un equipo consciente se da cuenta y sabe identificar la emocionalidad presente en el equipo y por tanto desde que emoción se están abordando o gestionando determinados asuntos. Tiene lo que Goleman y Chernas denominan Inteligencia emocional grupal. No es lo mismo abordar una decisión desde el miedo que desde la templanza ni solucionar un conflicto desde la rabia que desde serenidad. Esta consciencia se extiende hacia el resto de los compañeros, el saber “leer” las emociones en los demás es una fortaleza indispensable no sólo para cualquier persona que lidere un equipo sino también para alimentar el verdadero aceite de un equipo que no es otro que la confianza.

5. Un equipo consciente sabe y se da cuenta de donde está, cuanto ha recorrido y lo que le queda por conseguir sus objetivos. En definitiva tiene visión y la tiene presente lo que le permite tomar acciones cuando se esté alejando del objetivo mucho antes de que las soluciones sean costosas, económica y energéticamente.

Cuando un equipo funciona bajo estas premisas sus componentes no se “enfrentan a una reunión” sino que lo viven como una oportunidad para juntarse con sus compañeros en un escenario donde , independientemente de los resultados de la reunión, uno se va con la sensación de que merece la pena formar parte de este equipo.

Equipos conscientes

9 noviembre, 2015

Da igual qué cargo ocupas en una organización porque la montaña nos iguala a todos.

Llegar a la cima de grandes montañas es al tiempo fruto de una pasión y una metodología de trabajo muy concreta: persigues una meta bien visible que puedes descomponer en fases, tiempos y esfuerzos.  La Productividad Escalar que se obtiene al ensamblar los distintos “trozos” de montaña que vas conquistando te lleva a la cima. Esa parece la regla.

 Es normal revisar su planificación cientos de veces en tu cabeza antes de poner un pie en ella. Es aún más habitual rodearte de gente con ciertos talentos porque sabes que solo no puedes afrontarla, sería desproporcionado. Miles de personas se lanzan cada año hacia la conquistas de sus propias cimas o metas. No todos llegan y los que lo hacen repiten una serie de patrones. El primero de ellos es que saben que las grandes metas no se consiguen solo con la cabeza. La energía humana necesaria para ciertos desafíos se desata desde el corazón y después se controla y potencia con la razón y la lógica. El alpinismo, la búsqueda de los grandes retos en equipo lleva un tiempo siendo una clara escuela y laboratorio humano donde se comprueba una y otra vez cómo el factor humano y todas sus ramificaciones organizativas no pueden tener éxito sin corazón. Esta es quizá una de las características de las organizaciones que laten con fuerza, de aquellas que parecen estar siempre presentes, por delante.

La metodología de la Productividad Escalar incorpora ese elemento desde el principio. Aprender, practicar, estudiar, planificar, estimular el cerebro, compartir experiencias, observar a otros, absorber información, imaginarlo en tu mente, actualizar tus materiales y estar en forma (interna y externa) es parte del entrenamiento de casi cualquier alpinista que persiga grandes cimas. También lo es por tanto de aquellos profesionales que de verdad quieran grandes logros y estén dispuestos a subir sus propias cumbres personales.

El mundo de la montaña comparte fielmente el ADN de la mecánica del mundo empresarial: tiempo, recursos, objetivos, personas, planes, competencia, liderazgo, equipo, inversión, fracasos y por supuesto en clave de éxito. Algunos de los KPI´s del alpinismo serían la altitud, la hora, el viento, la distancia, la temperatura, las calorías, la oxigenación en sangre y unas cuantas medidas más que te orientan sobre tus progresos, condiciones y posibilidades para llegar a la cima. Sin embargo, todo este caudal de información diaria, no siempre es lo que nos mueve en los intentos de llegar arriba. Para que todo esto tenga sentido y esté alineado con la meta primero uno ha de haber entrenado una serie de competencias imprescindibles a partir de una determinada altitud donde la montaña deja de ser un reto deportivo y se convierte en un desafío mental. Cuanto más arriba más sutil es se vuelve la partida.

En nuestra experiencia trabajando con distintas tipologías de equipos observamos algunas características  comunes en  los equipos exitosos:,

1.- Aprender a estar con uno mismo. En altitud y sobre todo con malas condiciones climáticas, los progresos suelen conllevar muchas horas de soledad. Son horas en las que el tipo de diálogo que se mantiene con uno mismo es crucial para tomar las siguientes decisiones. Hay ciertos estados de ánimo de los que es difícil arrancar el siguiente paso. Conviene saber cuáles y estar acostumbrado a que aparezcan (y siempre aparecen).

2.- Saber rodearse de gente optimista, pero no demasiado ilusionada. Cuando las condiciones que rodean tu cima se vuelven turbulentas y amenazan con bajarte del intento es mejor estar rodeado de gente con optimismo que de gente con recursos. La gente optimista no pierde de vista la gran meta y busca excusas razonables para impulsar sus pasos y seguir adelante.

3.- Abrirse a aprender de los demás conscientemente. Es imprescindible aprender de otros, compartir expectativas, declarar dudas, manifestar desacuerdos. Aprender, entrenar nuevas habilidades, aprovechar la experiencia de otros, dejarte guiar cuando encuentras un límite son ingredientes esenciales de una química muy especial que requieren las personas que comparten grandes metas y objetivos.

4.- La perseverancia es como el piolet. No te asegura la cima si no que te reafirma que das pasos hacia ella. En la montaña el único referente es uno mismo. Compararse con los éxitos o fracasos de otros no suele ser buen compañero de expedición. Toma la decisión y se fiel hasta que agote sus posibilidades.

5.- Gestiona tus contrarios. Sí, todos los tenemos. Un contrario es esa versión de mí que piensa más en los contras que en los pros. Es toda faceta detectada en la que nos sabemos débiles pero en lugar de trabajarla buscamos camuflarla. La montaña no entiende de estas estrategias, nos iguala a todos, da igual lo que creas que eres porque lo que cuenta es lo que haces cada día. De hecho, la cima es fruto de lo que haces, no de lo que sabes y piensas. Poner en blanco y negro los miedos no declarados genera compromiso y confianza. Si estás rodeado de un buen equipo será el pegamento emocional.

Todos tenemos grandes montañas por delante, y no me refiero a la literalidad de la palabra. Me refiero a esas metas más o menos lejanas, más o menos razonables, pero que sabemos que nos van a llevar tiempo e inteligencia colectiva.

Muchas cosas han cambiado y aun seguirán cambiado en nuestra atmósfera empresarial. Hay reglas que ya no existen, nuevos protagonistas, objetivos poco previsibles, organizaciones que nacen, otras que morirán.  Quizá la única clave, como decía Peter Senge en La Quinta Disciplina, sea nuestra velocidad para aprender en manada y adaptarnos pronto a los cambios bruscos en el entorno.

Como solemos decir los que nos dedicamos al alpinismo, quizá estemos ante una buena ventana de tiempo en la que apurar el paso para aprovechar la luz del sol. Sea como sea,,, estamos de expedición, equipémonos!

Rentabilidad y compasión

28 febrero, 2013

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Hace tiempo que salimos del armario, eso ya lo sabéis much@s.  Mezclar mundos y materias siempre nos ha encantado y es quizá lo que mejor se nos da. No es nuevo que toda empresa necesita una razón de ser  y la nuestra es contribuir a que el mundo de las organizaciones y las personas ganen terreno en el plano de conseguir mejores logros sin descuidar lo que de verdad nos hace humanos.

Hoy damos un pasito más y ¿por qué no? nos atrevemos a sugerir que aspectos distantes y distintos como el de ser rentable no está reñido con dimensiones humanas, si nos permitís espirituales, como la de ser compasivos y tener una mirada diferente acerca del cómo alcanzamos nuestra metas.

Sabemos que términos como rentabilidad (palabra frívola para algunos o mantra de cabecera para otros) y compasión parecen mundos de diferentes galaxias imposibles de entenderse. Quizá ahí está el asunto.

La rentabilidad es algo que no necesita mucha explicación: lo que obtienes de un esfuerzo o inversión ha de ser superior a lo que necesitas gastar o utilizar para alcanzarlo. La magnitud diferencial que buscamos en esta ecuación es lo que condiciona los líos en los que a veces nos metemos. Hasta ahí todos de acuerdo, o no!, pero ¿qué pinta aquí la compasión?.

Numerosos estudios demuestran que las personas o grupos de personas que consiguen metas u objetivos dignos de todo tipo de esfuerzos comparten un mismo ADN en cuanto a formas de  formas de pensar, comportamiento y acción. Se ha definido a estas personas y organizaciones como entidades de nivel 5 ó excelentes: casos como el de Kyocera, Hanover Insurance, Google y muchos otros demuestran que fomentar una cultura de la compasión entre sus personas contribuye enormemente a que estén donde están.  Pero no se trata del cuento de siempre donde parece que las grandes firmas siempre son las que pueden hacer lo que la mayoría ya quisiera. La verdad es que cuando analizamos esta materia fruto de nuestra inquietud por aportar un poco más de luz a los entresijos del desempeño profesional nos dimos cuenta de que es algo que llevábamos años viviendo en nuestras filas y que muchos de vosotros, con quienes colaboramos y para quien trabajamos indistintamente también lo estabais haciendo.

Los 3 pilares de la compasión son bien fáciles de clarificar aunque requieren de un poco de entrenamiento para ser aterrizados (en algunos casos requieren de un mucho).

El primero de ellos es el de crear una cultura del bien común. Todo cuanto se hace bajo este paraguas se hace para satisfacer a cuantas más personas sea posible y aportarles valor a sus vidas: más fácil, más rápido, más cómodo,, o encontrando mayor sentido a la vida en algunas de sus aristas. Todos nos predisponemos a dar lo mejor de nosotros cuando sabemos que será de utilidad para muchos y si alguien aún duda de este paradigma ahí va una recomendación: trabaja durante un tiempo con personas que tengan este byte en su sistema operativo y pronto su energía y dinámica te atraparán: no pasan desapercibidas.

El segundo es el pilar de la autonomía. Cuando las personas sentimos márgenes de libertad para expresarnos como somos y sentir el peso de nuestras aportaciones nos acabamos por empoderar e ir más allá de lo que se espera de nosotros. Aunque con lógica y coordinación necesarias queda demostrado en cientos de experimentos en diferentes universidades del planeta que cuando las personas vemos el valor neto de nuestras aportaciones individuales ganamos en todos los terrenos: confianza, creatividad, esfuerzo o eficiencia por citar algunos.

El tercero y quizá más comprometido es el pilar del desarrollo interior. El malentendido concepto del autoconocimiento no tiene nada que ver con la autoayuda. Esta última es una excelente forma para algunas personas de encontrar valor y sentido a ciertos entresijos de la mente humana pero no siempre asegura cambio y evolución. En el contexto de la compasión como paraguas de la rentabilidad el autonocimiento supone prestar atención a uno mismo y tiene que ver con eso, con la atención. Atención a los propios procesos mentales, formas de hablar o motivos para decidir. Si habéis trabajado con alguien que posea aun alto  grado de conocimiento propio sobre sí mismo (qué le funciona y qué no) y que esté entrenado en el autodominio os vendrá a la cabeza al leer esto : a su lado se abren oportunidades, escenarios diferentes, mundos y opciones nuevas. La práctica del desarrollo interior lejos de caer en el terreno de lo soft es un aval innegable: quien afronta desde aquí sus responsabilidades suele buscar lo mejor para los los demás pues conoce las trampas del individualismo.

Os animamos a que sigais así los que ya conocéis esta fórmula y para aquellos que aún no la han estrenado os animamos también a que os probéis durante un tiempo y luego nos contéis los resultados.  Será un placer compartir experiencias y seguir aprendiendo.

Nos vemos!

La dieta del pensamiento

17 May, 2012

¿Alguna vez te has preguntado de qué se alimenta nuestra mente cada día?

No creo que nadie hoy en día pueda cuestionar que nuestro cuerpo necesita alimentos para poder vivir. Proteínas, hidratos de carbono, glúcidos, lípidos, sales minerales…son los nutrientes que obtenemos de esos alimentos para mantener las funciones de nuestro organismo. Nuestro cuerpo tiene la capacidad de metabolizar esos nutrientes y de esta manera poner en marcha esa maravillosa maquinaria que es nuestro organismo, pero está demostrado que cuando se produce un desequilibrio entre la proporción de esos nutrientes nuestro organismo responde con lo que llamamos enfermedad.

Nuestro cuerpo es un sistema compuesto a su vez de diferentes sistemas (circulatorio, respiratorio, endocrino, neurológico..) los cuales, de manera casi fractal, se componen de otros sistemas más pequeños, es una maquinaria casi perfecta pero que necesita equilibrio para poder funcionar de manera adecuada.

Pero, ¿que hay de nuestra mente?, ¿de que se alimenta nuestra mente?.

Cada vez existen más evidencias que cuerpo y mente van de la mano formando con las emociones una especie de trinidad (permitidme la expresión) que conforma nuestra persona. Según como me sienta serán mis pensamientos y según lo que piense acabaré sintiendo y según sean ambos así hablará mi cuerpo. Dicho de una manera más sencilla, Si ahora comienzo a pensar en que algo malo me va a pasar, que voy a sufrir, que sufrirán los que me rodean y permanezco en esos pensamientos durante cierto tiempo mi estado emocional irá navegando entre la angustia, la desesperanza, el miedo, la ira…como mi mente percibe una amenaza ( a la supervivencia, al bienestar, al status quo…) mi corazón comenzará a latir más rápido para enviar la mayor cantidad de sangre a todo mi cuerpo ( respuesta del organismo ante cualquier amenaza), mi respiración se hará más rápida para obtener oxígeno de manera rápida, comenzaré a sentir un nudo en el estómago y/o una presión, más o menos perceptible,  en mi pecho y estos pensamientos negativos acapararán la mayor parte de mi atención siendo incapaz de pensar en cualquier otra cosa.

Nuestra mente se alimenta, fundamentalmente,  de nuestros pensamientos, de nuestras experiencias (físicas y vivenciales) y de nuestras emociones y al igual que nuestro cuerpo necesita cierto equilibrio para funcionar de manera adecuada. Una de las consecuencias que estamos viviendo motivada por la crisis global que padece nuestra sociedad es que nuestras mentes se están sobrealimentando de información negativa lo cual nos está llevando a un estado emocional ,peligrosamente contagioso, de desánimo, tristeza, desesperanza, angustia, temor o ira.

A diferencia de nuestro cuerpo que se alimenta en momentos concretos del día , el alimento de nuestra mente es constante, se alimenta en todo momento, estemos donde estemos. Si nos paramos a analizar lo que podría ser la dieta de la mente en un día cualquiera en una persona cualquiera nos podríamos encontrar con algo así:

– Desayuno compuesto de 200 gr de recortes en derechos sociales, 250 gr de crisis financiera, 150 gr de crispación parlamentaria y 100 gr. de revueltas sociales y guerras.

– Al llegar al trabajo nos podemos encontrar con 100 gr de presión por los resultados, 150 gr de tensión de nuestro jefe, 250 gr de conflictos con algún compañero y unos 300 gr de quejas de clientes.

– Al mediodía, mientras comemos con algunos compañeros seguimos alimentando nuestra mente con unos cuantos gramos de información negativa sobre jefes,compañeros, clientes y, cómo no, una buena dosis de la situación de crisis en la que vivimos.

– Cuando volvemos a casa con el propósito de «desconectar» un poco, encendemos la televisión y el telediario nos alimenta en un primer bloque de una nueva dosis de recortes, crisis financiera, prima de riesgo, ERES para pasar a un segundo bloque de revueltas sociales, guerras interminables, alguna que otra catástrofe natural, unas cuantas dosis de asesinatos y cuando parecía que estábamos ya saciados entramos en un tercer bloque de niños desaparecidos, pederastia, violencia de género, corrupción política y de cuando en cuando algún obituario. Menos mal que al final nos suelen dar de postre alguna noticia cultural ( eso sí, pocos gramos) y por supuesto la sección de deportes ( ¿el opio del pueblo?), que, con un poco de suerte para algunos , puede resultar gratificante.

Después de una larga jornada laboral nos acostamos con la sensación de que nos han absorbido gran parte de nuestra energía y nos entregamos al sueño quien se encargará de digerir toda esta información hasta la mañana siguiente en la que nos levantemos y se vuelva a iniciar el mismo proceso.

Comer una hamburguesa con patatas fritas no es malo para nuestro cuerpo, alimentarnos básicamente de ello puede elevar considerablemente los niveles de colesterol y como consecuencia enfermar. Con la información sucede algo parecido, alimentar nuestra mente con un exceso de información negativa conlleva un desequilibrio similar al que se produce con cualquier exceso en nuestra alimentación.

No estamos hablando de dar la espalda a la realidad ni de mantenernos desinformados, no, no es esa la cuestión. Es importante estar informados, saber lo que está ocurriendo para tomar nuestras propias decisiones y forjarnos una opinión pero es importante ser conscientes que una dieta basada únicamente en información negativa no nos lleva a nada bueno. Del mismo modo que ponemos a dieta nuestro cuerpo  así debemos funcionar con nuestra mente manteniendo una dieta equilibrada de todo tipo de información.

Quizá los medios de comunicación debieran realizar un ejercicio de autocrítica y sobre todo de responsabilidad en este sentido, se puede y se debe informar de lo que ocurre, de todo lo que ocurre. Pero eso no nos corresponde a nosotros y probablemente escape de nuestro círculo de influencia ( o tal vez podamos movilizarnos para cambiarlo) pero lo que sí que está en nuestro círculo de influencia es nuestra libertad para decidir lo que queremos que sean alimentadas nuestras mentes, del mismo modo que decidimos lo que comemos deberíamos elegir lo que pensamos.

AFORTUNADAMENTE no toda la información de este post es negativa, cada vez se palpa más entre la sociedad cierto hartazgo de noticias negativas, cada vez hay más gente que comenta la sobredosis de negatividad que se respira allá donde mires y no son pocos los que , a manera de ayuno, deciden incluso no ver ningún telediario ni leer la prensa. El programa que adjuntamos es un ejemplo de esta inquietud afortunadamente cada vez mayor http://www.rtve.es/alacarta/videos/la-2-noticias/2-noticias-11-05-12/1403342/

Hay muchas noticias positivas cada día: avances en medicina, descubrimientos, ejemplos de solidaridad, emprendedurismos, héroes anónimos, personas que salen adelante frente a la adversidad, empresas que crecen etc..y la mayoría de ellas circulan por redes sociales con una virilidad sorprendente, surgiendo como un torrente de necesidad de compartir historias o noticias positivas.

El arte, la música, la cultura en general es tan importante para nuestra mente como las proteínas para nuestro cuerpo. El ocio, la diversión, la amistad, la risa, el amor todo ello es fundamental para poder tener una vida equilibrada. Parece necesario plantearse en serio una dieta adecuada para nuestra mente si lo que queremos realmente es cambiar las cosas.

Os dejamos una ensalada de buen humor aderezada con buenos consejos y con un intenso sabor de realidad.

Buen provecho!

http://tedxtalks.ted.com/video/TEDxMoncloa-Mago-More-El-poder


La tecnología del Corazón. Parte I

31 agosto, 2011

Si mañana se produjera “el gran apagón” medio mundo no sabríamos cómo digerir bien el destrozo que nos produciría en nuestras vidas. Vivimos quasi-enganchados a la tecnología en muchas de sus variantes (Internet, cámaras que lo graban todo, teléfonos y software más smart que ciertos personajes, amistades y redes sociales, trabajo y oportunidades en red, viajes pagados con medios electrónicos…amor y otros avatares…). Es una realidad anunciada que nuestra forma de ser y hacer es altamente tecnológica.

Es una especie de nuevo giro copernicano el que vivimos gracias al estallido del conocimiento, la información y la conexión 100% disponible (y muchas veces,gratis). Este será uno de esos momentos que nuestros nietos estudiarán en los libros de historia, al igual que la revolución industrial, el nacimiento del capitalismo o la edad de piedra. Es una suerte poder disfrutar del nacimiento de una era diferente. La era de la conectividad.

Son muchos y muy estupendos los nuevos yacimientos de oportunidades que nos brinda la innovación tecnológica, si bien es cierto que no menos son sus riesgos y sus malos usos, pero siempre hay un precio que pagar. Este parece razonable.

Lo que nos viene encima muy pocos lo saben. La ciencia va soltando a cuentagotas los descubrimientos que realiza y que prepara para años venideros. Unos serán pifias, otros, grandes saltos adelante que nos harán la vida más cómoda, más agradable, más fácil o más rápida, según vaya tocando. La cuestión es que no está tan lejos el momento en que sólo con pensar en que queremos hablar con una persona para comunicarle algo algún chip insertado bajo la dermis de nuestra sien se conectará con el de la persona deseada y podremos mantener una conversación semi-telepática (ya hay laboratorios que encriptan los pensamientos humanos y los codifican a lenguaje formal para ser transmitidos). Sólo falta un buen software de recepción. Es sin duda una especie de época dorada para el desarrollo y la innovación, así lo quiere la gente, así lo queremos muchos, aunque nuestros presupuestos nacionales en I+D sigan bajando y bajando. Ya aparecerán nuevas fórmulas.

La cuestión es que la propia simetría de la vida en general, y de muchas de sus facetas en particular, no acepta un crecimiento sin precio. Producir consume, avanzar desgasta. Hay que saber qué se consume y qué es lo que se gasta.

¿Estaremos pagando algún tipo de precio a letra pequeña que no acabamos de reconocer?. Es bastante probable que sí, y nada de malo hay en ello, lo que importa de verdad es saberlo.

Hace un par de años, se acuñó por primera vez en un TED de la India el concepto híbrido “Tecnología del Corazón” para referirse a lo que en aquella parte del globo conocen como los avances de la ciencia y la tecnología del software y dispositivo más complejo que se conoce: la caja negra del corazón. No se avanza por igual en aquello que nos conecta con los demás como en aquello que nos conecta con nosotros mismos y nos produce bienestar. Por suerte, personas con apellidos impronunciables y en universidades que pocos saben localizar en un mapamundi, avanzan y mucho en eso de conocer porqué nos obsesionamos con tener la razón, porqué tomamos decisiones que en poco o nada benefician a nadie más que a nuestro ego o a la escurridiza envidia,  porqué una y otra vez seguimos haciendo las mismas cosas que nos provocan dolor, aunque algún día parecieran espejismos de felicidad. Hay una incongruencia subyacente en todo esto y desenmarañarla nos va a llevar algún tiempo .

Tanto neurociencia como biología, química o física cuántica empiezan a abrir océanos azules de por dónde pueden ir los tiros dentro de 10 ó 15 años, sino antes.

¿En qué fase de avance nos encontramos en la tecnología del corazón?. Esto daría para un buena tesis, sin duda. Lo que aquí queremos compartir con vosotros son algunos retazos de estos avances que nos han parecido interesantes y que han caido en nuestras manos de un tiempo a esta parte.

Empezaremos por el bien conocido y brillante Antonio Damasio, quien lleva años haciéndose buenas preguntas que le consiguen llevar a descubrimientos maravillosos sobre cómo funciona nuestro sistema operativo interno, al que en adelante llamaremos “iheart”. (iLife ya lo pilló Steve Jobs!).

Dicen que la buena observación es una de las madres de la genialidad y aquí es donde nuestro iheart comienza su camino.

¿Cómo puede ser que conozcamos  los vericuetos de la última app, los resquicios del facebook o las multifunciones de nuestra tele de plasma mejor que a nosotros mismos?. Parece que nos observamos poco.

Resulta interesante descrubrir cómo la tecnología de nuestro corazón tambien tiene una ciencia que empieza a explicarnos muchas funciones desconocidas y los porqués a muchos  botones que no sabíamos que estaban ahí.

Conocernos para conectarnos mejor con nuestros sistemas autónomos internos necesita de algunas dosis de curiosidad, detenimiento y observación calmada. No es ningún misterio, es pura paciencia.

La circuitería que conecta nuestras emociones con nuestra razón y forma de actuar es compleja y enorme, pero investigadores como Damasio, Le Doux o Servan-Schreiber ya nos han ahorrado mucha faena. Ahora toca aprovechar lo que nos pueda interesar a cada uno, en aquello donde entendamos que podemos evolucionar.Y aquí viene lo interesante: parece que el dominio de las pautas que rigen nuestro mundo interno condiciona todo lo que vivimos hacia afuera.

La intuición, la creatividad, el empuje vital, la resistencia a lo desconocido, cierta parte de eso que llamamos «felicidad», son una especie de componentes miméticos tremendamente intrincados y más relacionados de lo que pensábamos. Además , parece que no suelen distinguir demasiado bien entre lo que llamamos real y lo que imaginamos en nuestra cabecita, ni tampoco sobre si estamos en el trabajo o con los seres queridos. Casi todos usan los mismos ADSL´s o cuanto menos comparten el ancho de banda.  Nuestra calidad relacional suele ser bastante proporcional a la salud de la relación que mantenemos con nosotros mismos así como el disfrute de los logros conseguidos lo es al esfuerzo requerido para alcanzarlos.

Aun cuando no está todo dicho al respecto, existe una especie de consenso al pensar que en los dominios del corazón no solo caben aspectos de matiz sensible y sentimental, sino que en él se juega buena parte de porqué hacemos lo que hacemos y vivimos lo que vivimos, sea del signo que sea. No podemos decidir sin corazón, pero sólo con el no basta.

Llegados a este punto, solamente aclarar que cuando hablamos de el corazón, o del iheart, no nos referimos al músculo que lleva su nombre si no a una de las posibles formas de llamar al software de conexión que todos todos tenemos entre cuerpo y mente y que tambien se puede llamar de muchas otras maneras.

La aplicación de muchos de los avances que compartiremos en las próximas semanas son de aplicación a todas y cada una de nuestras facetas vitales, desde el lado más personal interno de cómo nos sentimos con nosotros mismos hasta nuestra faceta profesional más visible y expuesta, pasando por el mundo de las relaciones sociales o sentimentales y el propio concepto que tenemos de felicidad o éxito y que quizá empezamos a sobrevalorar.

En relidad, (ya adelantamos el final de esta serie de posts) la tecnología del corazón es ciega, pero sabia y una de las mejores formas de aprovecharla es asomarse a conocerla. Si equilibramos este saber tecnológico del iheart con el de la revolución tecnológica digital que tantos disfrutamos estaremos avanzando hacia la excelencia personal.

Nos vemos en la red.

Del PIB al FIB. ¿Has medido tu Felicidad Interior Bruta?

25 abril, 2011

No parece disparatado pensar que en menos de lo que pensamos nuestros hijos o sobrinos empezarán a estudiar asuntos como la Ingeniería Emocional o a trabajar en laboratorios sobre cálculo infinitesimal aplicado a la felicidad. Mucho y variado es lo que está cambiando, ¿quién sabe?. Lo que sí sabemos, a ciencia cierta, es lo que ya no tiene futuro lo mires por donde lo mires.

Los indicadores que hemos aceptado por buenos para medir nuestro nivel de progreso y evolución  empiezan a quedarse pequeños para explicar ciertas situaciones. Hablar de sociedades modernas y de paises avanzados  empieza a ser un tema que supera y en mucho al coeficiente de coches vendidos, a los metros edificados, al consumo de minutos en telefonía o al importe de nuestro carrito de la compra. El sentido último del progreso no puede quedarse en medir cuánto producimos, cuánto nos podemos endeudar y cuánto conviene cosumir para aumentar en unas décimas eso que venimos en llamar el PIB. La meta es otra. Apunta más bien a reconducir lo que hemos conseguido hasta ahora hacia un nuevo rumbo más apacible: aumentar nuestro bienestar en el sentido más holístico posible y no solo desde su componente material.

Tenemos el mayor nivel de acceso a los recursos, a los conocimientos y a una capacidad de producción de la historia. Pero al mismo tiempo encontramos grandes niveles de insatisfacción, grandes dosis de crispación social, grandes desencantos y decepciones en todos los ámbitos. Muchos de los que lo tenemos todo seguimos sin poder decir  que nos consideramos profundamente felices. La salud de nuestra civilización empieza a dar síntomas de que conseguir más no significa vivir mejor y de que hay que empezar a considerar otras variable que midan nuestro bienestar en términos má completos. Como bien apunta el premio Nobel en Economía Joseph Stiglizt medir nuestra actividad productiva solamente en variables de PIB no sólo no es un buen indicador sino que en muchos casos es fruto de la incomodidad y la insatisfacción: como el gasto en fármacos para paliar dolencias provocadas por nuestros estilos de vida o el como el gasto en combustible de los terribles atascos que padecen miles de ciudadanos día a día. Muchas y muy variadas voces llevan tiempo abogando por incluir nuevas palancas que midan el equilibrio entre crecimiento y bienestar, atendiendo no sólo a cuánto producimos sino a cuánto bienestar y satisfacción encontramos en hacerlo.

Quizá estemos ante uno de esos momentos donde podamos redefinir y dotar de nueva significación el concepto de riqueza, el sentido de lo que es la prosperidad. Vayamos por partes.

Hemos cometido un cierto tipo de error histórico al identificar el concepto de riqueza y properidad con una de las posibles siginificaciones que tienen ambos conceptos, si bien no la única: la del componente material. La buena noticia, ya sabida, es que existen otro tipo de riquezas perfectamente reconocibles, alcanzables y menos dañinas para la especie: aquellos que las poseen no pasan desapercibidos a nuestro alrededor.

Podemos empezar por hablar de la llamada Riqueza Social (RS): aquella que te produce satisfacción por el mero hecho de que mucha gente te quiere y acepta porque eres como eres, sin más.

Por otro lado tenemos la Riqueza Emocional (RE): aquella que nos  permite surfear con aquello que nos acontece, sea del sabor que sea.

Tenemos tambien la propia Riqueza Personal (RP), que tiene que ver con el hecho de estar y sentirse bien con uno mismo, sabiéndote único e irrepetible.

No podemos olvidar la Riqueza Cultural (RC) que nos permite sentirnos satisfechos por el hecho de conocer más cosas sobre la vida, sobre cómo funcionan las cosas, sobre quiénes somos y a dónde podemos ir.

Al mismo nivel se encuentra la Riqueza Material (RM) , aquella que nos produce satisfacción por el hecho de poseer cosas, de conseguir bienes.

¿Se puede pensar en nuevos ingredientes que equilibren la balanza del crecimiento y el bienestar?. Las últimas cifras del Informe Sobre el Desarrollo Humano (IDH) de Naciones Unidas nos anuncia que estamos ante un océano azul.

No es casualidad que paises como Francia, Reino Unido o Luxemburgo hayan puesto su mirada en el excepcional caso de Bután y su determinación por medir la felicidad de sus ciudadanos en los mismos términos que miden su crecimiento económico. Si bien el modelo de este pequeño pais del Himalaya no es 100% exportable a occidente, si lo son algunos de sus planteamientos, los cuales no han pasado desapercibidos para Sarcozy & Co.

Seguimos de enohrabuena porque el nuevo orden  mundial que están estableciendo las corporatocratias (el mundo lo gobiernan las multinacionales) da muestras de empezar a ser sensible a estos temas aunque sólo sea por la propia cuenta que les trae de no generar sociedades anímicamente tocadas (estrés, depresión, ansiedad,,,,).

Estamos lejos, sí señor, pero sin caer en ñoñerias, hay que reconocer que aun no siendo portada de periódicos ni de telediarios, se están haciendo muchas y muy buenas cosas.  A lo largo y ancho del mundo existen ya un buen número de organizaciones que en silencio, y sin intenciones de medalla, llevan tiempo dirigiendo sus rumbos bajo otras coordenadas,, bajo otra «conciencia organizacional».

Os dejamos un pequeño estracto de video de uno los grandes representantes de este nuevo paradigma organizacional. Fred Kofman, autor entre otros de Metamanagement y La empresa consciente. Antiguo profesor de contabilidad en el MIT así como fundador de Axialent, Kofman ha sido capaz de entablar un nuevo tipo de diálogo organizacional uniendo corrientes e inspiraciones tan ricas como las de Ken Wilber , Peter Senge Francisco Varela. Los resultados de una nueva forma de entender los negocios, la organizaciones y el sentido último del trabajo en sí mismo ya son una nueva alternativa para muchas organizaciones y entidades.

Vamonos al FIB!!

Inteligencia Positiva….. Good enough!

21 febrero, 2011

En esta ocasión no sólo queremos compartir el conocimiento de Martin Seligman sino también la sabiduría de sus palabras en esta, para nosotros,  magnífica intervención en el TED del año pasado.

Martin Seligman junto a Mihalyi Csikszentmihalyi ( a quién ya dedicamos un post ) y , sobre todo, Viktor Frankl probablemente sean  tres de las personas más relevantes y que más han hecho por el estudio y la  investigación de lo que entendemos por  felicidad así como de los mecanismos que en ella intervienen. Gracias a ellos conocemos el significado del concepto  «vida plena» y cómo desarrollar las habilidades necesarias para conseguirla.

Resulta ciertamente clarificador y potente la importancia del conocimiento y puesta en valor de nuestras fortalezas y cómo correlaciona directamente con la vida placentera. El cambio del paradigma de trabajar desde las debilidades hacia  trabajar desde las fortalezas.

Uno de los ámbitos donde podemos encontrar las consecuencias de trabajar desde las fortalezas es en el coaching. Aunque suene a obviedad el primer paso siempre siempre será conocer   cuales son esas fortalezas,  a partir de ese momento  tendremos delante las herramientas con las que trabajar en alcanzar el objetivo fijado en dicho proceso o en cualquier otra situación o desafío con el que se encuentre el coachee más adelante ya que los resultados  son realmente sostenibles en el tiempo al ser éste  un aprendizaje que no se olvida.

Seligman nos brinda una manera de conocer esas fortalezas en el cuestionario  que menciona en la conferencia (http://www.authentichappiness.sas.upenn.edu/Default.aspx)  y que sinceramente os recomendamos realizar.

Qué lástima no se aproveche más este enfoque en las escuelas, universidades y educación en general donde realmente se pudiera desarrollar el talento de cada persona y los educandos aprendieran a capacitarse para una vida que sólo van a tener la oportunidad de vivir una vez y que para vivirla de la manera más plena posible requiere el desarrollo de una serie de capacidades y valores, pero como Seligman no nos perdonaría lamentarnos en un artículo cuyo fondo es la psicología positiva he de decir que afortunadamente cada vez son más las personas que aportan sus pequeños granos de arena a esos cambios en la manera de ver y entender las personas, las organizaciones  y la educación en general, desde la creación de plataformas como la de Jose Antonio Marina, pasando por la creación de fundaciones para la mejora del sistema educativo o grupos en redes sociales sin olvidar las innumerables actuaciones y aportaciones de muchas personas en el día a día.  ¿Utopía o vida significativa?.

Me gustaría terminar con la reflexión que hace Seligman casi al final de su intervención a cerca de la productividad de las empresas y su relación con las emociones positivas, el engagement y la significación ya que estamos convencidos, y así lo hemos constatado, que se obtienen mayores resultados y más sostenibles en el tiempo cuando se trabaja  sobre las variables que  construyen escenarios organizativos positivos que cuando se trabaja sobre disminuir la infelicidad, desmotivación o falta de compromiso.

Espero que esta conferencia sea suficientemente buena para tí 🙂

Edutrainment. Videojuegos para aprender a aprender

28 diciembre, 2010

Parece oportuno hablar de videojuegos en estas fechas en las que Papá Noel acaba de pasar y todavía están por venir los Reyes Magos, sobre todo porque hablamos de una industria que ya ha adelantado  a la del cine y casi triplica la industria discográfica y además no presenta signos de desaceleración.

Tom Chatfield nos explica en este video el éxito de la industria de los videojuegos pero  lo curioso es que señala al  aprendizaje como clave de todo el proceso.

Este escritor, conferenciante y gurú de los videojuegos nos dice que en la mayoría de los videojuegos están presentes siete variables que provocan por un lado el engagement (compromiso) con el juego y por otro lado el aprendizaje:

1.- Objetivos a corto y largo plazo

2.- Barras o indicadores de progreso

3.- Sistema de recompensas al esfuerzo

4.- Feedback claro y frecuente

5.- Cierto factor de incertidumbre en el objetivo

6.- Atención mejorada

7.- Interacción con otras personas

Está claro que no todos los videojuegos cumplen todos los requisitos pero sí los más exitosos y en cualquier caso muchos de ellos. Resulta curioso observar como esos mismos factores nos sirven para explicar el proceso de desarrollo del talento en una persona e incluso nos dan las pautas para aprender disfrutando del proceso, por ende , estos mismos factores son los que se dan en un proceso de coaching,  se establecen objetivos, se realizan acciones para alcanzarlos, se establecen indicadores de progreso , el esfuerzo es constantemente recompensado con los resultados los cuales nos ofrecen un feedback constante, el objetivo ha de ser retador para el coachee ni ser percibido como fácil de conseguir ni extremadamente complicado para que su grado de compromiso con el proceso se mantenga y se da una focalización en el propio proceso que facilita el aprendizaje.

A veces nos preguntamos cómo conseguir el compromiso de las personas, cómo disfrutar en el trabajo o cómo desarrollar el talento y las respuestas las encontramos en cosas tan sencillas y comunes como  son los videojuegos y por extensión en los juegos en general.

Chatfield habla de la tasa adecuada de engagement que ha de presentar  un videojuego y la establece en un 25%, ni muy fácil (lo que nos llevaría al aburrimiento y por tanto al abandono) ni muy difícil ( lo que nos llevaría a la ansiedad y también al abandono), esa tasa es lo que Mihalyi define como estados de fluidez ( que ya comentamos en otro post) y que determina como se desarrolla el aprendizaje y el disfrute. Si nos paramos a pensar en el proceso de aprendizaje cuando éramos niños, fundamentalmente estaba basado  en el juego  y especialmente en el juego colaborativo, eran auténticas experiencias de aprendizaje colectivo donde se disfrutaba aprendiendo, luego nos fuimos haciendo mayores y sólo nos divertíamos fuera de clase o  en el recreo o con los amigos y el resto de la historia ya la conocemos.

Los científicos afirman que  los principales factores por el que nuestra especie haya llegado hasta donde está en su escala evolutiva han sido  la comunicación, la colaboración y el trabajo en equipo, sin esas competencias no habríamos llegado hasta aquí ni estaríamos escribiendo un blog, lo que nos lleva a pensar que  tal vez debiéramos hacer menos hincapié a «enseñar» a trabajar en equipo y ver que es lo que nos lo impide ya que es algo intrínseco a nuestra especie del mismo modo que aplica al terreno del desarrollo del talento tanto en niños como en adultos.

Este mes hemos tenido la oportunidad de realizar varios talleres a diferentes clientes sobre aspectos relacionados con el fenómeno equipo:  niveles de desempeño, aumento  de rendimiento o conectividad, estos aspectos los estuvimos trabajando a través del uso de videojuegos, concretamente con la Wii. El disfrute, como es fácil predecir, fue máximo pero lo importante de todo fue observar como realmente estuvieron presentes esas siete variables que menciona Chatfield en la conferencia y que provoca que las personas aprendan, fluyan y disfruten.

Si el videojuego es ya una realidad presente en nuestra vida cotidiana pensamos que sería bueno sacarle provecho tanto en la educación como en el mundo de las organizaciones, aprovechar el potencial que tiene y aprender a usarlo pero sobre todo rescatar el disfrute en el aprendizaje y el disfrute en el trabajo, no sé si de esta manera mejorará la sociedad pero seguro que lo pasaremos mejor. 😉

Mírate en los demás. Las neuronas espejo

1 diciembre, 2010

«Las mentes de los hombres son espejos unas de otras»  lo dijo Hume hace unos trescientos años y es que resulta curioso que la ciencia una vez más de explicación a cuestiones o conocimientos que en otros tiempos y culturas se adquirieron desde otros caminos distintos . Marco Iacoboni nos habla en esta entrevista sobre la base cientifica que muestra como cierta  la afirmación de Hume y esa explicación está en las neuronas espejo.

Cuando hablamos, sentimos o  realizamos movimientos con nuestros cuerpos se activan en los demás que nos escuchan y miran las mismas neuronas responsables de esas acciones, esas neuronas que se activan en mi mente y que hacen que me emocione o me ría viendo una película son las llamadas neuronas espejo.

El descubrimiento de las neuronas espejo por un lado nos permite entender mecanismos que nos suceden a diario que van desde el simple contagio del bostezo (incluso la propia palabra puede estar produciendo en el que la lee la acción de bostezar 🙂 ) a acciones más complejas como puede ser la escucha profunda que se practica en el coaching y que permite al coach realizar las llamadas preguntas poderosas que llevan al coachee a descubrir y «ver» cosas que antes no era capaz de «ver», dichas preguntas, por cierto, se hacen desde la intuición y no desde la razón.

También nos permite entender el efecto que produce un buen rapport o la empatía pero por otro lado nos abre muchas posibilidades en el campo del aprendizaje, para facilitar el aprendizaje colectivo resulta importante generar espacios en los que las personas que participen compartan actitudes, emociones, objetivos comunes de forma que se activen la mayor cantidad de neuronas espejo en el grupo convirtiendo al grupo en una gran red neuronal conectada entre sí con todo el potencial que supone para el aprendizaje.

También resulta intersante la aplicación en el desarrollo de las competencias conversacionales, como dice Rafael Echevarría, «el lenguaje genera acción», nuestras palabras provocan acciones en quien las escucha, la palabra «gracias» activa las neuronas espejo de la gratitud en el que la recibe o la palabra «perdón» , por tanto , y dado que la principal herramienta que dispongo para realizar mi trabajo son las palabras ( para negociar, dirigir, vender,gestionar, realizar pedidos etc..) resulta esencial trabajar en la mejora de esa herramienta.

Los equipos con rendimientos elevados presentan altos grados de  conectividad (según las investigaciones de Marcial Losada) la cual se obtiene entre otros motivos por la manera en que interactuan entre sí a través de las conversaciones , esa conectividad, producto de un adecuado manejo de las conversaciones, facilita el aprendizaje colectivo e individual del mismo modo que los altos desempeños en los equipos de trabajo presentan una inteligencia emocional grupal ( Goleman,Cherniss y Bennis) elevada la cual radica fundamentalmente en la confianza.

Al hilo de esto último , las neruronas espejo también nos muestra las puertas abiertas ya desde hace un tiempo de las emociones y de su capacidad de  contagio, transmitimos y activamos en los demás las mismas neuronas responsables de la alegría, de la tristeza, de la ira o de la confianza a veces resulta necesario mirarnos a nosotros mismos para saber qué es lo que estamos transmitiendo a los que nos rodean bien sea nuestro equipo, nuestros clientes, nuestros alumnos o nuestros hijos y en qué medida es coherente lo que queremos transmitir , en definitiva, si quiero provocar cambios o acciones en los demás primero los tendré que provocar en mí mismo.

En fin, que a veces parece que de la sensación de que incidimos mucho en lo que tenemos que «hacer» para ser un buen padre, un buen lider o una buena pareja y poco en esa mirada interior que nos lleve a cambiar primero nosotros para provocar esos cambios, sean pequeños o grandes, en los demás.

Y ahora a entrenar la sonrisa 🙂

 http://youtu.be/NORRb11M05k